RUIZ DE SAMANIEGO, ALBERTO
Con el cuervo de Poe nació la Modernidad. Se trata del impulso dedestrucción que estremeció los nervios de Kleist, Victor Hugo, Kafka o Baudelaire. Que fue, como el propio Mallarmé reconoció, su Beatriz.Aire mefítico, analítico; dado que todo análisis implica unadescomposición. La Modernidad constituiría la culminación de unproceso de indagación de los signos sobre sí mismos. Así, la esenciade la poesía estaría en la búsqueda que la palabra poética lleva acabo de su propio fundamento. Esto es algo evidente al menos desdeRilke y Mallarmé. He ahí, también, lo que Balzac propone en La obramaestra desconocida. Es una pregunta permanente desde el Romanticismo, respondida siempre de forma similar: ha de valorarse en el arte notanto su estatuto de transitividad cuanto su carácter de producción.En eso, el pintor Frenhofer podría actuar como su primer ejemplo,junto con Hugo. En ese proceso encontramos luego a Moholy-Nagy oGiacometti: su apuesta por una visualidad radical y desabrida, sinconcepto ni esquema visivo previo. Porque nunca acabamos de ver lascosas, sino solo su representación mental, en la que la presencia